viernes, 31 de enero de 2014

3º Aniversario de mi blog. Año jubilar

   Bueno, pues ya estamos otra vez de cumpleaños. El que suscribe, 60 tacos de almanaque, mi blog tres añitos. Hemos pasado de las 400.000 páginas vistas, que ya va siendo un número importante, y más viendo la procedencia de muchas de ellas, teniendo en cuenta que se escribe en castellano. Pongo el mapa que señala los lugares de donde proceden esas 406.000 visitas, agradeciendo su interés a los cientos o miles de personas a las que cada puntito se refiere.
  Este cumpleaños es especial, y me refiero al mío, que el blog es todavía muy joven. Prácticamente un bebé. Aprovechando la redondez de la cifra cumplida, me retiro del trabajo en la escuela y mi organismo y yo empezaremos a dedicarnos a otras cosas. A esas cosas que se hacían en los ratos libres, que se dejaban sin terminar, que nunca encontrabas momento para hacer con el sosiego y esmero que requieren. Mi retiro se limita a mi condición de trabajador de la enseñanza en un centro docente —una maravillosa escuela pública, en mi caso—, que no a la de maestro, pues son demasiados años, todos, para que el cerebro modifique su estructura, adaptada a intentar enseñar lo poco que uno sabe.

    El dibujo inicial de esta entrada está hecho en el jardín que rodea al edificio de educación infantil de mi cole, dibujando unos árboles que durante años me han rodeado y acompañado, que he pintado mil y una veces, como los del patio y alrededores del edificio principal, en la acera de enfrente, con su reja amarilla sugerida en los dibujos:
 
    Porque en lo tocante a los colegios públicos de Albacete, algo que honra a nuestros administradores municipales y educativos, desde siempre han tenido el buen criterio de edificar en cada barrio sólidos edificios, muchas veces rodeados de jardines, tan abundantes en una de las ciudades más ajardinadas de España, para proporcionar un lugar digno donde educar a los niños. Menos criterio han tenido en evitar la desaparición de muchos nobles y antañones edificios para permitir que en sus solares se edificaran arquitectónicos mostrencos que ofenden la vista y quitan la luz. Si bien esto último es mal común, el mimo a parques y colegios es bien extraño en algunas ciudades y comunidades, donde aún siguen levantándose barracones para escolarizar a sus niños. Ya que en mi blog Desconcertatus - Epistolarium, me dedico a sacar la piel a tiras a los nefastos gestores que, a veces bordeando la criminalidad, a ambos lados de la raya, nos gobiernan y administran, reconozcamos aquí que algunas cosas buenas hicieron y continúan haciendo. A continuación algunas fotos de entre los cientos que he hecho en el trayecto desde mi casa a mi escuela, en su calle o en su patio.
  De forma que este es el entorno que veo en mi trabajo en mi colegio o en la ruta que todos los días sigo para llegar hasta él. No es extraño que me haya dado por pintar árboles. Con más calma, ampliaremos el radio de acción y dibujaremos otras especies que hay en otros jardines, parques y parajes cercanos a Albacete. O más lejanos, ahora que nos sacudiremos el yugo del calendario y la agenda.
   Varias docenas de dibujos tengo sobre estos setos, árboles y rosales hechos mientras tomo café en el bar de la esquina, a las 8:30 antes de entrar, o los días que me quedaba a comer en terraza de la tapería  Observo que empiezo a hablar en pasado aunque, cuando esto escribo, aún me queda un lunes para repetirlo. Por última vez.
   Si ya empiezo a echar de menos mis árboles, para qué vamos a hablar de las personas. Mucho más. Pero las personas se mueven más que los árboles y ya nos encontraremos allí y en otros lugares. Desde aquí un fuerte abrazo a mis amigos del colegio, a mis alumnos y a todas las personas que han sido mi paisaje vital durante tantos años.

Por último, un enlace a la página web de mi cole, el "C.E.I.P. "Federico Mayor Zaragoza" de Albacete, y la epístola dirigida a mis amigos y compañeros de la docencia y de la música. Hasta siempre.


Queriedos hermanos:

Hoy, 25 de enero de 2014, día de San Bretanión, San Pablo  y San Popón, varones de nombre sonoro y de aparato, cumplo seis décadas que, dicho así, parece menos tiempo. Como entré en una escuela hace 55 años y en ella sigo, aunque obviamente en otra, aprovecho tan fausta efeméride para abandonar los alpinos, las tizas y los catecúmenos, a sus padres y a sus madres, que Dios guarde, y abandono la industria de la educación, que en manos de contables dejo. Lamento no tener tiempo para quedarme a disfrutar de las excelencias del  enésimo parto legislativo que un ministro del ramo alumbra a lo largo de mi vida como docente.

No sé si esto es jubilación o huída; el caso es que dentro de unos días pasaré a ser una carga para el Estado, después de que él lo haya sido para mí desde cuando mi memoria alcanza. Espero que quienes a partir de ahora deberán sufragar mi pensión con sus impuestos, antes de echarme a mí la culpa de la ruina del país, causa de la suya, hagan cuenta de que yo se la pagué con los míos durante 38 largos años, mes a mes, a  sus abuelos o a sus padres. No se me escapa que tal y como nuestros dirigentes reparten la caja, más seguro está el hoy por mí que el mañana por ti, pero así soplan los vientos  en las velas del barco de la hacienda del reino. De ahí lo de pisar el billete.

Habiendo hecho mi trabajo lo mejor que he sabido y podido, desde el primer día de septiembre de 1976 hasta el de la fecha, no he llegado a sentir que sea el mío un trabajo especialmente valorado por la sociedad. Por tanto, me voy con la tranquilidad de que, siendo algo intrascendente y de escaso mérito lo que otros muchos y yo venimos haciendo durante toda una vida, nada importante debe resentirse cuando dejemos de hacerlo.

Una de las grandezas del cerebro humano es que es impredecible, algo que supone la mayor diferencia entre una persona y una cebolla o un boquerón. Por tanto no descarto la improbable y remota posibilidad de que llegue a echar de menos mi trabajo en la escuela, porque sobrado tiempo he tenido para satisfacer tales ansias. Por contra,  estoy seguro de que de otra forma muy distinta viviré la separación de los amigos con los que he trabajado día a día, compartido alegrías y disgustos, quebrantos y satisfacciones, aficiones, intereses y cafés. Es el lado triste del asunto, pues les voy a echar de menos. Con su trabajo bien hecho han hecho fácil el mío, y no hay palabras para agradecer la confianza, el apoyo, el mimo en muchos casos, con que me han apuntalado, arropado y hecho posible que aguantara hasta estas fechas. Pero habrá más propicios momentos y parajes donde encontrarme con ellos, alrededor de un café, no de un problema.

El próximo día 5 de febrero, día de santa Felicia, Santa Gadea y San Bertoldo, san Ingenuino, santa Águeda y san Adán, primer día de mi vida contemplativa, quisiera reunir en un antro de perdición a los amigos y compañeros de mis dos mundos: la educación y la música, para presumir de los unos ante los otros, y viceversa. Si la cantidad y calidad de los amigos que alguien consigue atesorar a lo largo de su vida es buena vara de medir a una persona, sube a los cielos mi autoestima mientras hago la lista de aquellos que no pueden faltar. Nos despediremos con música, arrullados por los salmos que durante años hemos cantado en la ermita del abad Germán de Navarra y en los más pintorescos e inusitados garitos, interpretados por los monjes que han poblado mi convento, prolongado mis vigilias y puesto en compromiso mis higadillos.

Allí nos veremos, hermanos, para que ese último día sea ocasión de cánticos, buen  humor, antífonas y libaciones, que esto son cuatro días.

Lugar: “Chapó”. (Antes “Bossanova”, y mucho antes “Crossroad”)
Calle Teodoro Camino
Día 5 de febrero a partir de las 5:30 o 6:00 de la tarde.
Los más pendones seguiremos allí después de cenar, hasta que la aurora de rosados dedos nos muestre el grado de nuestra desvergüenza.

domingo, 19 de enero de 2014

Plumas. tintas y pincel de agua.

   No quisiera repetirme describiendo los procesos utilizados, los materiales o los colores de las tintas que he usado en estos dibujos. Son básicamente los mismos que habitualmente empleo. Estilográficas, parallel pens, pincel de agua y unas pocas tintas ya descritas en entradas anteriores. Se ha incorporado una roja de Herbin, la edición especial aniversario 1670, un rojo oscuro que tiende a cobre cuando se seca al escribir o aplicada directamente del tintero, pero que diluida con agua da los tonos que se ven en el dibujo siguiente.

    Se ha jugado mezclando el marrón Café des Îles de Herbin con negro o con azul (Quink de Parker). El rojo citado mezclado con este azul da esos hermosos tonos violáceos. El amarillo anaranjado es también de Herbin, una tinta olorosa que ya he usado en otras ocasiones, Encre ambre, de la serie Les Subtiles. Mezclada con el azul, o con los verdes, aumenta su gama sin perder el equilibrio tonal que da el usar pocos colores.


 Como ha hecho un fin de semana lluvioso y desapacible, he hecho muchos dibujos en casa, prácticamente de memoria, tanto los árboles como las flores. Por ejemplo estos tres olivos.

    En este tercer olivo, igual que en otros de los dibujos siguientes, se ha utilizado un rotulador blanco para resaltar ciertas zonas, brillos y detalles. Se podría haber utilizado mejor tinta china, más cubriente, pero la tinta de rotulador, cuando la anterior está húmeda, se funde y suaviza. Es cuestión de aprovechar el efecto. Cuando se quiere blanco cubriente, hay que esperar a que seque la capa anterior. Los troncos, con un brushpen de Pentel

   En el siguiente, el tono marrón anaranjado es betadine. Ya había utilizado el permanganato potásico de la tinta carmelita de mi amigo Carlos. Por lo menos sé que el dibujo queda bien desinfectado.
Los siguientes son dibujos hechos en la semana anterior, que he guardado para esta entrada en que se muestran dibujos con tintas de colores.
   Aquí se han usado tintas rojas de Montblanc y de Estípula.

   En este último se han sacado algunas texturas y brillos con lejía. Que este blog es muy limpio.

domingo, 12 de enero de 2014

Dibujar con tintas


    Todos los dibujos de esta entrada están hechos con tintas negras. Unos con plumilla, otros con estilográfica y pincel de agua; los menos con cálamos y otras cañas. Siempre se recurre al pincel de agua para extender las tintas, tambiéno para añadir algunos detalles o baños de superficies grandes.
    Para algunos detalles en los que se buscaba un negro intenso, se ha utilizado un brushpen de Pentel con tinta indeleble. En esta ocasión, sólo uno de los dibujos está hecho con tinta china líquida. 
   No hay que explicar uno por uno pues, a estas alturas, creo que se distingue el material y el proceso seguido, explicado muchas veces con anterioridad. El boceto anterior de un olivo se dibujó con un cálamo, tallado en una caña cortada en Denia hace unos años. Cuando la tinta se va secando, las líneas van saliendo más tenues, añadiendo unos matices característicos de esta herramiena. En el siguiente dibujo se puede ver también cómo se utiliza esta característica de los cálamos, de trazo ancho y suave, con matices de tono cambiantes. Incluso restregado sobre el papel cuando ya apenas mancha:

   En muchos de los siguientes podemos ver variaciones de tono, aunque sólo se haya utilizado tinta negra, en este caso Quink de Parker. Como hemos explicado en entradas anteriores, es raro que una tinta mantenga su color cuando se diluye. Todas varían, mostrando matices y tonos inesperados. Unas veces las tintas negras tienden al morado, otras al rojo, al azul... Un truco que utilizo con frecuencia es tomar color con el pincel de agua en la tapa del tintero. Allí se ha secado la tinta y ya proporciona variaciones más controlables, encontrando matices azulados o cálidos a partir de una misma tinta. Al dejar una mancha diluida en una servilleta o papel absorbente, se forman zonas concéntricas con estos tonos cambiantes. Así pruebo yo las tintas.








   Incluso en el dibujo anterior y en el siguiente únicamente se ha utilizado una tinta. Los tonos cálidos salen al usar lejía aplicada con un pincel fino de fibra artificial, más o menos diluída. Esto debe de ser una herejía, pero hay que probarlo todo.


   Las flores del dibujo siguiente se han dibujado, casi en su totalidad, con el brushpen de Pentel, por un trazo caligráfico, pero con más control que con un pincel normal, por muy fino que sea. Siempre conserva una punta afiladísima. Jugando con la humedad, aplicada con pincel de agua, se ha extendido la tinta en algunas zonas, aplicando nuevas líneas y manchas antes de que se seque. Con el pincel de agua se ha tomado tinta del tajo de otra estilográfica para algunos detalles. Se nota porque el tono varía. El brushpen da un color totalmente negro.
  En todos los siguientes se ha utilizado plumilla, algo inconfundible por la finura del trazo y por las variaciones de grosor que ofrece esta versátil herramienta. Unos son dibujos de línea, con tramas como el siguiente y algunos posteriores. Cuando es necesario, se extiende la tinta con pincel de agua.