domingo, 26 de junio de 2011

LIÉTOR (Albacete) Dos bocetos - Rotulador, plumilla, tinta y acuarelas.

    De una escapada a Liétor, a unos 60 kilómetros de Albacete, salen estos apuntes. El primero de ellos con rotulador (Staedtler pigment liner, 0.2, 0.4 y 0.8). La rugosidad del papel de acuarela, (Arches 300 gr. grano grueso) le da a las líneas cierto encanto, parecido al lápiz de grafito. Me gustó cómo quedó y no le di color, de forma que hice otro boceto directamente con acuarelas, aunque también a tamaño pequeño. De ellos tiene que salir una acuarela en tamaño mayor, porque el tema se lo merece.
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Detalle del boceto anterior
   Habrá quien se extrañe de ver chumberas cerca de Albacete, pero no es éste el único lugar de la provincia donde las hay. Y palmeras. Aunque, como Ayna, esté en una zona montañosa, en la Sierra del Segura a 642 metros de altura, el curso medio del río Mundo discurre por un valle muy protegido, donde son excepcionales las temperaturas extremas a que estamos acostumbrados fuera del valle. Visto desde el río, desde las huertas que ya cultivaban los árabes hace más de mil años, el pueblo tiene un aspecto imponente. No es raro que fuera uno de los escenarios elegidos por  José Luis Cuerda  para rodar su alucinante película "Amanece, que no es poco".
    Como otras localidades de la provincia, tiene origen árabe. No hay más que ver su situación en lo alto de una plataforma rocosa fácil de defender, pues siempre fue zona fronteriza. También el trazado de sus calles, estrechas, retorcidas, algunas de las cuales terminan su trazado con una reja que mira al barranco. Muy abajo, el río Mundo.
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Apunte con plumilla y tinta china. (Plumilla: Spencerian Ivison & Phinney, nº 1, una maravilla)

   Fernando III de Castilla (el Santo, canonizado en 1671 por Clemente X) empeñado en recuperar el valle del Guadalquivir, conquistó a los árabes Jaén, Murcia, Córdoba y Sevilla, entre otras plazas, como Cartagena, Lorca, Mula, Cazorla, Lucena, etc. Al fijar las fronteras con el reino de Aragón, Orihuela, Elche y alicante quedan en el reino de Castilla.
    Liétor es cedido a la Órden de Santiago, cuyo Maestre, Pelayo López Correa, había prestado al rey de Castilla una ayuda muy valiosa en las conquistas anteriores.
    En esta ocasión, el dibujo a plumilla se hizo muy sencillo, para ser coloreado con acuarelas, con el resultado que se muestra. Igual que la anterior, queda pendiente de ser repetida en mayor tamaño.

domingo, 19 de junio de 2011

Historia de las plumillas metálicas I - De la antigüedad hasta la revolución industrial.

Plumilla fabricada en Inglaterra en honor de la Reina Victoria con motivo de la celebración de sus 50 años de reinado (1887)



o abunda la documentación para acercarse a la historia de las plumillas. A partir del momento en que se inició su producción industrial en Birmingham, ya disponemos de más recursos, pero para estudiar su aparición en épocas anteriores lo mejor que conozco es el libro “La mèmoire des Sergent Major” de Jean-Pierre Lacroux y Lionel van Cleen, editado por Ramsay/Quintette, París, 1988. Este libro está agotado y, tanto nuevo como usado, alcanza precios muy altos, pagados por coleccionistas y amantes de la escritura. Tengo un ejemplar que me regaló mi buen amigo Jean-Marc, de Córcega.

  Otra publicación imprescindible es “The story of the invention of steel-pens” de Henry Bore. London/New York, 1890. Esta última, afortunadamente, está disponible de forma gratuita en la página de “Gutenberg Project” o en la Universidad de California. Esta obra trata principalmente de la industria británica de fabricación de plumillas metálicas, desde sus inicios. Hace unas breves referencias a testimonios históricos de los que se puede deducir que antes de 1800 ya se habían utilizado. Estas referencias son escasas y poco fiables, posiblemente errores de traducción o interpretaciones interesadas. Así recoge una referencia en la Biblia  y, posteriormente, otra a una pluma de plata propiedad del poeta latino Ovidio, que encontrada en unas ruinas fue a parar a las manos de la reina de Hungría en 1540. Hay que tener mucha fe.
    Basado en parte en el anterior, el libro “The steel pen trade”, de A.A.S. Charles, de la empresa D. Leonardt & Cº, fabricante inglés de plumillas, trata de su producción y comercialización desde principios del S. XX. Es muy interesante por proporcionar información sobre los principales fabricantes británicos del ramo, con datos imposibles de encontrar en otros lugares, aunque no nos aporta nada sobre la invención de la plumilla metálica. Puede accederse a esta obra en IAMPETH.com. (International Association of Masters Penmen, Engravers and Teachers of Handwriting).
    Más documentado es el libro de “La mémoire des Sergent-major”. Argumenta que habría sido imposible que no se hubiera intentado hacer en metal y, especialmente en oro o plata, algo que imitara la forma de los instrumentos de caña o pluma de ave con que se escribía. El metal, escaso, brillante y duradero, sería un signo de distinción y buen gusto. Por otra parte, las plumas tradicionales eran  muy poco duraderas, había que volver a cortar su punta, algo que no era fácil ni rápido y que no todos sabían hacer con buenos resultados.
   Claro es que se hicieron estas réplicas y también que escribían peor que las que intentaban sustituir. Serían más brillantes, prestigiosas y duraderas, pero una pluma de ave bien tallada era infinitamente más dúctil y suave que las metálicas que entonces se podían fabricar. Por tanto, no debemos buscar quién inventó la plumilla metálica, sino quién y cuándo tuvo la suficiente habilidad y capacidad técnica para hacer bien algo que muchas veces se había intentado previamente con resultados mediocres. Fueron los insuperables problemas de fabricación lo que retrasó su aparición tal como las conocemos hasta principios del siglo XIX.
Pompeya. Tabla encerada y un estilo
    No obstante, se han encontrado juncos o cañas huecas armadas con puntas de cobre del 3500 a.C. Es más que dudoso que con ellas pudieran escribir. Lo que sí está probado es el empleo de plumas de cobre en tiempos de Ramsés II (siglo XIII a.C.). Otra certeza es el uso de plumas metálicas por parte de los romanos. Son plumas tubulares cuyo corte está formado por la unión de los dos bordes de la lámina metálica. Dos plumas similares se exhiben en el museo de Brescia, descubiertas en el templo de Vespasiano. Anteriores al 79 a.C. son las encontradas en Pompeya que se conservan en el museo de Nápoles. En el British Museum se muestra otra pluma romana de forma cónica. Otras más hay en las colecciones de los museos de Nîmes, Liège y Aoste. Por tanto, no deberían ser algo excepcional, aunque sí escasas.
Primera forma de construir una pluma tubular
Esta es la forma en que se construyen en la actualidad

    Lo que es claro es el hecho de que esos maravillosos manuscritos iluminados que nos siguen asombrando, se escribieron con pluma de ave, que también, junto con pequeños pinceles, se usaban para ilustrarlos.
    Desde estos momentos deja de haber referencias hasta casi el fin de la edad Media, siendo dudosas las pocas que se encuentran, pues, como en el caso de las plumillas de plata pertenecientes a los patriarcas de Constantinopla, debían ser cálamos de lujo, forrados de este material, pero no su punta.
   A partir de entonces, muchos se atribuyen su invención y cada investigador arrima el ascua a su sardina, llevándose para casa el mérito del invento.
  Siguiendo lo que en el libro de Lacroix y van Cleen dan por probado, podemos recoger una lista cronológica de las apariciones de la pluma metálica desde 1500:
  • 1544. Neumann, maestro de escritura en Nurenberg, fabrica plumas de chapa de cobre y latón.
  • 1563. en la Escuela de Tonbridge (Kent) se entregan plumas en la distribución de premios: Pluma de plata dorada al primero (precio 2 chelines y 6 peniques), parcialmene dorada para el segundo (2 chelines) y sin dorar para el tercero (20 peniques).
  • 1579. Ludwig, comerciante alemán, ofrece plumas en chapa de latón.
  • 1606. Joost Lips, filólogo que falleció en Lovaina en ese año, en su testamento dona a la Virgen su "pluma de plata".
  • 1648. Se redacta el Tratado de Westfalia con una plumilla de acero.
  • 1657. Se comercializan en París unas plumas con reservorio para almacenar tinta.
  • 1691. Los religiosos de Port-Royal utilizan plumillas de cobre fabricadas por ellos mismos.
  • 1692. André Dalesme, miembro de la Academia de las Ciencias, vende en la calle Saint Denis plumas de acero de su invención.
  • 1698. Martin Lister, narrando un viaje a París, declara haber visto en la bilbioteca Sainte-Geneviève una pluma formada con una hoja de metal enrollada.
  • 1700. Roger North, en una car a a su hija, revela que la ha escrito con una plumilla de acero, mala copia de otra francesa. Afirma que quien las haya probado no querrá oir hablar de las de ave.
  • 1717. Los procesos orales de los Estados Generales de los Países Bajos son redactados con una pluma tubular de plata, montada en un mango también de ese metal.
  • 1723. El poeta John Byrom cuenta que tenía una pluma de plata y manifiesta su pesar por no haberse podido procurar una segunda... señal de que estas plumas eran raras, pero muy apreciadas. Afirma haberla buscado en vano en 375 tiendas.
  • 1738. El 26 de noviembre Voltaire escribe a Thierot para encargarle plumas de oro.
  • 1748. Un tal Johan Jannsen, de Alaix-la-Chapelle, rivindica la invención de una nueva clase de plumas en acero. Después de un congreso que reúne a los embajadores en el ayuntamniento de su villa, se las vende para que puedan firmar un tratado que dure tanto como la pluma con que se firmará. Afirma que sabe que su invención será copiada por otros, curándose en salud, lo que nos confirma la existencia de imitaciones, clásico procedimiento.
  • 1763. La princesa de Carignan regala al joven Mozart plumas de metal troquelado. Él se apresura a guardarlas y olvidarlas en su escritorio, para seguir componiendo con sus plumas de ganso.
  • 1772. Fontaine, joyero de la calle Carignan vende las plumas de acero importadas de Inglaterra al precio de una libra y 10 soles la pieza. Estas boquillas de acero se montaban sobre las plumas de ganso.
  • 1776. Joseph Arnoux, mecánico relojero es recompensado por la Academia Real de las Ciencias recibiendo un privilegio real por la invención de una pluma metálica económica, que remedia los defectos de las plumas metálicas de la época, especialmente la falta de flexibilidad y elasticidad. Su modelo sigue siendo absurdo, como el de los romanos, siendo la hendidura el mismo borde de la chapa doblada. Las vendía en siete grosores, a tres libras cada una. Aunque muchos le conseideran en Francia el inventor de la pluma, los conociera o no, existían esos y otros avances en lugares diversos. El plagio era cosa muy común.
  • 1780. Samuel Harrison, fabricante de llaveros en Birgmingham, se pasa a la manufactura de plumillas metálicas. Algunas de ellas adquierieron celebridad por hacerse por encargo de Joseph Priestley, descubridor del nitrógeno.
  • 1790. aloys Senefelder, inventor de la litografía, fabrica algunas plumas a partir de piezas de relojería.
  • 1795. La villa de Sedgley, en las Midlands, reivindica el título de cuna de la pluma de acero por haber sido teatro de operaciones del herrero Fellows, que produjo algunas. En el escudo de la villa figuran dos plumas.
  • 1800. Peregrine Williamson, joyero de Baltimore fabrica plumas de acero con cortes laterales. En Estados Unidos se considera su inventor, afirmando que sus ingeniosos inventos fueron copiados por comerciantes ingleses sin escrúpulos, desarrollando gracias e ellos una próspera industria.
  • 1808. En Königsberg, Johann-Heinrich Burger se arruina intentando la fabricación de plumas.
  • 1818. Sheldon, aprendiz de Fellows, se lanza a fabricar plumas de artesanía. Hasta 1828. Como los demás, no podrá resistir la competencia de las máquinas —ni los precios— de Joseph Gillott y los hermanos Mitchell.
  • 1820. Dejernon intenta, sin éxito, implantar una fábrica de plumas en París.
    A partir de ese momento, la fabricación industrial de las plumas termina con los artesanos y todos los experimentos anteriores. Un artesano puede hacer un buen pincel. Para hacer una buena plumilla hace falta una maquinaria sofisticada.

sábado, 18 de junio de 2011

E. Theodore Compton y E. Harrison Compton - Acuarelistas - "Germany" 1912


    Edward Theodore Compton (1849-1921) fue un excelente y acreditado pintor inglés de acuarela y óleo, escalador y enamorado de los Alpes. En 1867 había emigrado con sus padres a Darmstadt, en Alemania,  donde ya nacieron sus hijos, siendo el segundo de ellos Edward Harrison Compton (1881–1960),  a quien impartió las primeras enseñanzas artísticas. Su hijo completó su formación en Londres en la Central School of Arts and Crafts, estableciéndose de nuevo en Bavaria.

    Como su padre, Edward Harrison Compton estaba especialmente interesado en la pintura de paisajes alpinos. De sus montañas, ríos, aldeas y bosques pintó muchos cuadros maravillosos en acuarela y óleo. Cuando tenía 28 años fue atacado por la poliomielitis, debiendo desde ese momento buscar temas más accesibles para practicar su pintura.





   Estas acuarelas forman parte de la colección con que ilustraron el libro "Germany" publicado en 1912 con la autoría de ambos pintores. El texto de la obra es del reverendo J.K. Dickie y la edición de la empresa A. & C. Black, de Londres, quienes sacaron a la luz numerosas obras de este tipo.




    Tanto en los majestuosos paisajes alpinos, cuya grandiosidad consiguen reflejar, como en las escenas urbanas y arquitectónicas, muestran un domino extraordinario del medio, con excelentes composiciones, disponiendo los elementos con un gran equilibrio. El color es muy armónico, aunque no huyen de reflejar el colorido exuberante de algunos paisajes y edificios, todo con gran soltura y austeridad de detalles. Normalmente trabajan en húmedo, superponiendo baños con tenues matices de color, con una técnica impecable en los fundidos, para añadir al final, ya casi en seco, los últimos detalles. No se detienen a pintar las tejas, las piedras de los muros ni a detallar excesivamente los árboles, que quedan muchas veces sugeridos por una mancha de color valorada con algunas pinceladas para las sombras.





    De no ir firmadas, sería difícil establecer la autoría de cada una de las acuarelas, si es que no intervinieron ambos en su realización o al menos en el acabado de algunas de ellas. Hay algunas obras en las que se ve una técnica algo diferente, que nos lleva hacia una etapa anterior, en la que el ramaje de los árboles, algunos detalles aquitectónicos e incluso la silueta de la cima de las montañas están perfilados con una línea fina, forma de hacer distinta a la mayor parte de las acuarelas de este libro, hayan sido pintadas por el padre o por el hijo.





 

    Aunque E. Theodore Comton y, aveces su hijo, hayan recurrido en ocasiones a perfilar la silueta de algunos elementos, ni siquiera en los planos más cercanos renuncian a las pinceladas en húmedo que dejan así, con los colores mezcándose suavemente, para añadir, si acaso, algún pequeño detalle en seco.




    El libro puede ser descargado íntegro en University of California Libraries.

sábado, 11 de junio de 2011

James Hamilton Hay - British Watercolor - Liverpool

    En el libro "Liverpool - Painted by Hamilton Hay and described by Dixon Scott", podemos examinar 25 acuarelas de esta pintor británico (1874-1916), muy conocido en los principios del s. XX.

    Formó parte del grupo de pintores de Liverpool que intentaron modernizar el arte local bajo la influencia de los pintores franceses de vanguardia y sus seguidores ingleses. Su obra, principalmente paisajes y escenas portuarias y urbanas, fue ampliamente exhibida por el país.





    El libro puede ser examinado y descargado en PDF desde este enlace a University of California Libraries, institución que ofrece infinidad de excelentes recursos bibliográficos de forma gratuita. Gracias le sean dadas por ello.



    Resulta un placer contemplar estas acuarelas, recrearse con la composición de sus escenas urbanas, puertos, paisajes, en los que abundan las figuras humanas tratadas con soltura, a veces apenas sugeridas. El color es rico y equilibrado, a mi parecer, sin estridencias, incluso en pinturas en que retrata horas del día en que es fácil caer en excesos.


 Los pintores ingleses que venimos mostrando en el blog, si bien individualmente, no podemos decir que supongan un salto en la evolución de la acuarela en Inglaterra, país que hizo suyo este medio, sabiendo valorarlo cuando los demás no lo hacían, en conjunto han puesto las bases de muchas técnicas y formas de ver que ahora se consideran "actuales", incluso innovadoras. Lo cierto es que son formas de pintar que han convivido con otras tendencias, unas más detallistas y elaboradas, otras más sueltas y con más síntesis, como también ahora ocurre. Unos y otros pintores mantenían las mismas controversias que nosotros sostenemos ahora. Bueno es saber que tampoco eso lo hemos inventado nosotros.